EL I CONGRESO NACIONAL COVID-19
En
estos momentos de crisis, pedimos a todas las personas e instituciones que
tienen responsabilidades políticas en la gestión de la pandemia, que tanto en
la expresión pública de su posicionamiento como en la toma de decisiones se
guíen por criterios estrictamente sanitarios, basados en la mejor evidencia
científica disponible, y desligados de cualquier otro interés que no atienda al
interés general de la población. La pandemia de COVID-19 ha puesto de
manifiesto la necesidad de que la ciencia debe jugar un papel más relevante en
la esfera pública y en la toma de decisiones de gestión sanitaria. Por ello es
necesario establecer los procedimientos necesarios entre la comunidad científica
y los centros de decisión política para garantizar que las medidas y
estrategias adoptadas responden a la mejor evidencia y consenso científico y
sanitario.
Hasta
que haya vacunas o fármacos seguros y eficaces para la prevención o el
tratamiento de la infección por SARS-CoV-2, las medidas no farmacológicas de
Salud Pública son el pilar de control de la pandemia.
Es
de vital importancia minimizar el impacto de la pandemia en la atención
sanitaria de pacientes con otras patologías graves y problemas de salud. Para
ello es necesario que las autoridades sanitarias planifiquen las
priorizaciones, cambios organizativos y provisiones necesarias para garantizar
que todas las personas de nuestro sistema sanitario reciban la atención
adecuada a su patología, sea cual sea.
La
primera oleada de la COVID-19 ha tenido un mayor impacto clínico en las
personas de mayor edad. De este modo, la mortalidad entre personas con
infección por SARS-CoV-2 mayores de 70 en España ha sido del 3,85%, en
comparación con la mortalidad en menores de 50 años que ha sido inferior al
0,1% . En algunas fases de la epidemia ha habido situaciones en las que el acceso
de personas mayores a los recursos sanitarios puede no haber sido el adecuado.
En este escenario, las autoridades sanitarias deben garantizar, con criterios
de equidad, el acceso de toda la ciudadanía a los recursos sanitarios,
preventivos y terapéuticos más adecuados que requiera su situación clínica y
con independencia de la edad de las personas, de su nivel cultural o
socio-económico, o de su lugar de residencia.
La
pandemia de COVID-19 es un problema cuyo control no solo es responsabilidad de
las autoridades sanitarias, sino que también lo es del conjunto de la
ciudadanía. Es trascendental para el control de la pandemia que todos los
ciudadanos cumplan las normas y recomendaciones que en materia de prevención
sean emitidas por las autoridades sanitarias, basadas en el mejor conocimiento
científico disponible. Y es obligación de la ciudadanía cumplirlas en todo
momento. No hay justificación alguna para el comportamiento de aquellas
personas que al eludir las medidas de aislamiento ponen en riesgo la salud y la
vida de las personas de su entorno laboral, social y familiar. Por seguridad de
toda la población, es obligación de las autoridades sanitarias no solo dictar
las medidas de prevención más adecuadas, sino hacerlas cumplir sin ambigüedades
y sin excepciones. En este escenario, es necesaria la colaboración de la
ciudadanía en todas las estrategias de rastreo y detección de riesgo.
Pilares
muy importantes para el control de la epidemia son los medios de comunicación,
los líderes de opinión y la sociedad civil. El papel que estos agentes están
realizando está resultando esencial en el conocimiento y concienciación de la
población sobre la pandemia de COVID-19. En estos momentos resulta
especialmente necesario su papel en la lucha contra la desinformación, la
generación de falsas noticias y campañas negacionistas. Es preciso por tanto
aunar esfuerzos y desplegar una amplia estrategia de difusión, sensibilización
y concienciación a la población. Ésta, en meses venideros deberá incidir en la
importancia de la vacunación. En el mundo post-COVID, la información veraz como
generadora de conocimiento, la sensibilización y la educación para la salud
serán esenciales y nos permitirán afrontar con mejores perspectivas nuevas
amenazas.